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lunes, 18 de octubre de 2010

HA LLEGADO CARTA



Asistí hace un par de días a una exposición sobre "Ciudad Justa", a cargo de un sacerdote jesuíta, rector de una universidad. Persona agradable, quien inició su intervención contando que venía "golpeado" por haber leído una carta en el breve tiempo que medió entre estacionar su vehículo y caminar hasta la universidad donde tenía lugar el encuentro. Tenía dicha carta en la mano y dijo que provenía de Punta Peuco. Continuó diciéndonos el sacerdote que él atendía a los hijos del autor de la carta.  se refirió a la calidad humana del autor, nos explicó que uno de sus hijos era autista y¡cuánto debía sufrir el padre! y luego se asombraba que una persona como él hubiera cometido un crimen. Enseguida citó un poema de Antonio Machado (lo busqué sin encontrarlo) en el cual dice cuán difícil es evitar caer cuando todos lo hacen.

¿Cuál fue el crimen del autor de la carta? Degollar, luego de torturar a tres personas, desde luego sin juicio alguno. Dos de ellos fueron secuestrados cuando dejaban a sus hijos en el colegio. ¿Tenían algo en común? Por cierto, personas de valor, altruismo e iniciativa, además de ser comunistas. ¿Era un buen preámbulo para el tema a tratar: Ciudad Justa? Aparentemente si, pues es uno de los contadísimos casos en los cuales se ha logrado identificar a los culpables.  Se hizo justicia, aún cuando el encarcelamiento es una especie de vacaciones y los asilados reclaman airadamente por regalías especiales (más aún) y perdón presidencial.

Al terminar la charla del expositor, nadie se refirió al tema mencionado al comienzo sino a protestas por la carestía de la educación universitaria. (Antes de la dictadura, la educación superior era gratuita). Y nadie se refirió al tema porque quizás habría parecido de mal gusto, aunque estuve a punto de intervenir recordando que uno de los degollados, el profesor Manuel Guerrero Ceballos vivía a unas cuadras de mi casa y tengo con el centro cultural que honra su nombre, una larga  relación. Y como en esta ciudad todos nos conocemos, durante años conservé una tarjeta navideña pintada por Santiago Nattino, un hombre siempre alegre y también recuerdo el dolor que sobrecogió a los padres de Juan Manuel Parada, María Maluenda y ese estupendo actor (y mi profesor de voz en la escuela de teatro) Roberto Parada.

La imagen que he incluido es el monumento que se alzó en recuerdo de Santiago Nattino, Manuel Guerrero y José Manuel Parada, en el mismo camino donde se los encontró degollados y con señales de torturas previas.

1 comentario:

  1. Muchas gracias Laura por contarnos esto. Efectivamente ha habido un intento de generar un ambiente para que los escasos responsables de horrendos crímenes de lesa humanidad se les interrumpe el cumplimento de condena. Una y otra vez los familiares, y especialmente los hijos, hemos tenido que salir a manifestarnos al espacio público explicando que Justicia y Reparación implica respeto al Estado de Derecho, al dictamen de los tribunales. Quienes están en Punta Peuco tuvieron un jucio justo y una vez cumplan la condena podrán reincorporse a la sociedad. Nunca hemos pedido revancha, sino justicia, nada más, pero tampoco nada menos. En memoria de nuestros seres queridos, que nada ni nadie podrá devolvernoslos con vida, precisamente por la acción siniestra de estas personas y el Estado criminal que les sirvió de soporte.

    Saludos fraternales,
    Manuel Guerrero Antequera

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